Travel Journal 4

Parte 4

Taylor nos dice que los zombies atacaron su pueblo que está al lado de Houston. Que había escapado en carro, pero que cuando se le acabó la gasolina tuvo que ir a pie. En el trayecto fue herido. Joe está muy serio y no deja de verle la pierna. Le pregunta si hay zombies cerca y hace cuanto que está herido. El vato le contesta que no había visto zombies desde hacía unas horas y que hace un día que fue herido. Que el torniquete le ha parado el sangrado, pero el dolor no disminuía.

Taylor va al baño. Joe no deja que entre a la oficina. Luego me dice que no podemos confiar mucho en él. Que algo no le cuadra. Me dijo que no me iba a dejar aquí, así que mañana mismo nos iríamos. Me saca de pedo ya que no hace ni un día que nos conocemos y este wey ya se siente mi protector. Yo ya no sé ni que hacer, pero si me quedo aquí seguramente no viviré para contarla. Acepto ir con él y con Max. Chance y el perro me salva a mi también. ¡Pinche perro, es bien verga!

Al fin puedo compartir la cena con alguien. Mientras comemos sándwiches a punto de caducar, Joe me dice que lo más seguro es que duerma en el baño y que cierre bien la puerta. Taylor tiene que dormir en la tienda, detrás de la caja registradora. Joe elige el despacho. Se encierra junto con Max. Me cuesta mucho dormir.

Me despierto sudando. Me levanto y me lavo la cara. Al otro lado de la pared se escuchan ruidos. Pego la oreja a la puerta para escuchar mejor. No se distinguir lo que escucho. Abro la puerta un poco lo más lenta y silenciosamente posible. Identifico el origen del ruido.

Veo a Taylor vomitando. Está explulsando una pasta amarilla por la boca. Chale, se me hace que a este wey se le infectó la herida. Taylor no para de toser y vomitar. Se cae. ¡Chingado! Abro la puerta del baño y despierto a Joe. Tiene mala cara. ¿Cómo es que no escuchaba nada? Veo un bote de NyQuil a su lado. El vato se tomo un buen shot para dormir… Le digo lo que esta pasando. El wey se va hecho la madre a ver que pasa. Taylor ya no esta. Oímos más ruidos raros, gemidos y ¿gruñidos?. No lo vemos por ningún lado. Se escucha un golpe seco Joe se pone delante mío, Max está alerta. Silencio. El corazón se me va a salir del pecho.

Joe me empuja y caigo al suelo. Unos dedos entre amarillos y verdes. Yo estoy sentada en el piso pegándome lo más que puedo a la pared. Es Taylor es un zombie si se abalanza sobre nosotros. Joe lo detiene con sus piernas. Tiene los ojos rojos y escupe espuma por la boca. Parece un perro rabioso. Joe saca una pistola y le da en la frente. Taylor cae de chingazo al suelo. Luego entra con Max al baño y trae el extinguidor. Empieza a darle en la cabeza de Taylor. Al principio veo, pero luego aparto la mirada. Estoy confundida. Me acuerdo de cosas. Tengo nauseas.


*

Junio, 27, 2011

Desperté acurrucada al lado de Max. Ayer se murió Taylor. Tengo miedo. Ahora estoy en el Jeep con Joe. No sé qué va a pasar. Vamos a la base militar. No tengo más mensajes de Tatis.

Cierro el diario. Voy en silencio. Joe me dice que no me preocupe. Tenemos armas, comida y galones de gasolina para poder seguir el viaje. Yo le digo que lo que me preocupa es dónde vamos a pasar la noche. Él me dice que podemos llegar a la base antes de las siete si le mete gas.

-Don’t worry, be happy.

¿Qué pedo con su comentario? Me acuerdo de la canción. No puedo evitarlo. Mi abuela tenía un adorno en la pared que la cantaba. Era un pescado verde que movía la boca. Mientras canto mentalmente la canción Max me chupa la mano y me hace cosquillas. De pronto mi celular vibra.

Estamos con la pinche ARMY. En Dallas.

¿Pinche casualidad o qué pedo? Le contesto, tengo mejor señal. Le digo que estoy con un vato buena onda. Que vamos al cuartel. Joe me dice que todo irá bien que la suerte esta de nuestro lado y que deje de pensar en Taylor. No le contesto. El me mira y me pregunta que pasa. Yo termino de contarle la historia de cómo llegué a la gasolinera.


*

Mientras seguíamos en la carretera Marcelita dijo que quería hacer pipí. Que buscáramos algún sitio dónde pudiera mear (si, su alteza real la marquesa no podía mear en un arbusto). Llegamos a esa gasolinera en la que estuve tantos días. Parecía estar abandonada. Francia quería poner gasolina. Babby se bajó de la camioneta porque tenía mucha ansia de comer algo dulce.

De repente oímos un disparo (o al menos eso parecía) y nos asustamos. Nos bajamos hechas la madre y vimos a Babby tirada en el piso, muy malherida. En la entrada de la tienda estaba el cajero con rifle. Estaba histérico. Lloraba, se disculpaba y nos decía que pensó que era un loco de esos que lo habían herido (señor, se llaman zombies, pero bueno llámelo loco o como usted diga). Todas estábamos en shock.

El hombre estaba fatal. Estaba sudoroso, pálido y le salía baba en exceso por la boca. Francia no dejaba de llorar. Marcelita empezó chingue y chingue que nos fuéramos. Que agarráramos provisiones y nos fuéramos a la chingada. Tatis decía que no teníamos que llevar a Babby a un hospital. ¿Y dónde había uno? ¿No teníamos ni idea de dónde estábamos? Caty era más fría para estas cosas. Dijo que la subiéramos a la camioneta y tratáramos de parar el sangrado. Tatis se quitó el cinto para hacerle un torniquete.

Francia y yo entramos a la tienda a buscar comida y agua. Marcela se quedo como la pendeja que es en medio de la gasolinera sin hacer nada. La tienda hecha un pinche desmadre, el cajero estaba llorando en el piso con el rifle a su lado. Lo ignoramos, nos ignoró y comenzamos a buscar comida y medicinas. Salí a llevar una bolsa con botellas de agua y de pronto escuchamos otro pinche grito. Era Francia.

Entramos hechas la madre al súper y vimos al cajero atacándola. Le estaba mordiendo el cuello. Tiré mi mochila al piso, agarré una botella de vidrio y se la rompí al pinche zombie en la cabeza. Se me echó encima y me mordió el brazo. Me lo quité como pude y lueg447o Marcela disparó. Falló una vez. Pinche vieja loca apuntó a Tatis y a Caty con el arma y dijo que se subieran a la camioneta o nos mataba a todas. Yo corrí al lado de Francia, pero ya estaba muerta. Sentí un escalofrío y el tacto de algo metálico al lado de mi cuello. Me giré y vi cómo Marcela me apuntaba con la escopeta. La miré a los ojos. Sonrió. Vi como apretaba el gatillo. ¡PUM! No fue a mí a quien disparó. Miré hacia atrás y vi el agujero en la cabeza de Francia. Un chorro de sangre se le escurría por la cara. Luego Marcela me dijo:

-Siempre me has cagado la madre pendeja. Pero hoy te chingas. Te vas a quedar aquí. Y no te voy a hacer el pinche favor de matarte. Te vas a hacer un pinche loco culero de esos y te vas a podrir como la zorra asquerosa que eres.

Yo me aguantaba las ganas de llorar y no entendía lo que pasaba ¿Dónde aprendió esta pendeja a usar un arma? Caty entró a la tienda con un palo. Marcela le apuntó con la escopeta.

-Les dije que se fueran.

Yo sabía que ya me había chingado. Solo miré a Caty a los ojos. Siempre nos podíamos decir cosas con la mirada, pero en ese momento no pude interpretarla. Solo asentí y la vi salir. Marcela salió tras de ella. Me miró de reojo una vez más y sonrió.


*

Joe para el Jeep. Me dice que estamos muy cerca de la base militar. ¿Entonces por qué para? ¿Me va a hacer algo? ¡La herida de mi brazo! Con todo lo que ha pasado no he tenido tiempo de mirarme la herida. Tal vez se ha dado cuenta de que le mentí sobre el origen de esta. ¡Chingado!

Tarda en decir algo, lo veo pensativo. Se gira y me pregunta que si no me doy cuenta de lo que está pasando. Contesto que no entiendo. Me agarra el brazo. Me pongo nerviosa y se me acelera el pulso. Ahora si ya valí madres… Me resisto pero finalmente me quita la venda del brazo y me dice que vea la herida. Está casi ci56

-You’re fucking immune Alice!

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